Políticas bilaterales:
Perú y Chile, aliados ante el cambio climático
Perú y Chile son socios activos en la negociación y discusión de los principales temas de la agenda multilateral. Entre los múltiples aspectos que se coordinan -que van desde las negociaciones en los órganos del sistema de Naciones Unidas hasta los principales acuerdos comerciales como el reciente Acuerdo Transpacífico (TPP)- destaca el significativo aporte en el ámbito de la negociación climática y de la agenda 2030 para el desarrollo sostenible.
Publicado: Jueves, 28 de Julio de 2016
Hace apenas unos días, el 22 de julio, el Presidente del Perú, Ollanta Humala, ratificó el Acuerdo de París suscrito en la COP 21, la histórica Conferencia de la Convención de Naciones Unidas para el Cambio Climático realizada en Francia en diciembre del 2015. Como se sabe, se trata del instrumento más universal, concreto y ambicioso logrado por la comunidad internacional hasta ahora para reducir las emisiones de efecto invernadero y adaptar a las sociedades a sus efectos de manera sostenible.
En los cinco años que duraron las tratativas para alcanzar el Acuerdo, Perú y Chile actuaron como aliados dentro del mismo grupo de negociación, conformado por ocho países de la región (bajo el apelativo AILAC), que influyeron para que el nuevo instrumento concilie la acción climática con las prioridades más amplias del desarrollo sostenible y de la erradicación de la pobreza en el mundo, en concordancia con la Agenda 2030.
El apoyo de este grupo y de Chile fue determinante para el éxito de la COP20, realizada en Lima en el 2014, y de la presidencia del proceso climático que ejerció el Perú en los meses previos a la suscripción del Acuerdo de París. Por su parte, el Perú ha expresado hace pocas semanas su adhesión a la Declaración "Because the ocean" liderada por Chile y Francia.
Hacia adelante, los dos países se han fijado metas nacionales cuantificadas de mitigación y de resiliencia ante al calentamiento global y, por ello, deberán enfrentar retos y oportunidades similares. Se plantea así la necesidad de una creciente cooperación bilateral, por ejemplo para asegurar la sostenibilidad de océanos, bosques y zonas de montaña, así como para compartir buenas prácticas públicas y privadas de una economía verde que logre conciliar rentabilidad y responsabilidad climática en sectores como la energía, el transporte, la industria y la construcción de viviendas.
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